sábado, 15 de marzo de 2014

DIGNO EJEMPLO QUE IMITAR

Las ciudades más y menos honestas del mundo

La famosa revista "Reader’s Digest" hizo  un experimento al dejar extraviadas 192 billeteras alrededor del mundo, en 16 ciudades de los 5 continentes. Cada billetera contenía el equivalente a 50 dolares, más un número de teléfono y una tarjeta de contacto.


Los reporteros de la revista abandonaron 12 carteras en cada ciudad, en parques, 
banquetas y cerca de centros comerciales en ciudades de todo el mundo, desde 
Nueva York hasta Mumbai, para ver cómo respondía la gente. 

¿El resultado más importante?, el 47% de las personas devolvieron las carteras.

   Helsinki (Finlandia) primer lugar en honestidad, con 11 de 12 carteras devueltas .

                       En Mumbai, India, se regresaron nueve de 12 carteras.

                     Budapest, Hungría. Ocho de 12 carteras fueron entregadas

                        New York, USA,  ocho de doce billeteras fueron devueltas. 

                     En Moscú, Rusia, siete de doce carteras fueron regresadas.

   Amsterdam en Países Bajos, regresaron siete de 12 carteras.

Berlín, Alemania, seis de las doce carteras abandonadas fueron regresadas. 

                   Londres, Inglaterra, cinco de doce carteras fueron entregadas. 

                  En Varsovia, Polonia, se regresaron cinco de las doce carteras. 

Bucarest, Rumania, fueron entregadas solo cuatro de doce carteras abandonadas. 

      En Río de Janeiro, Brasil, también se regresaron cuatro de las doce carteras.

   Zurich, Suiza, cuatro de 12 carteras devueltas.

             Praga, República Checa, solo tres de las carteras fueron devueltas.

      Madrid, España, solo dos de las doce carteras abandonadas fueron devueltas.

Lisboa, Portugal, fue la ciudad que devolvió menos carteras con una de 12. 
Esa cartera fue devuelta por una pareja de holandeses que estaba de visita


"Si encuentras dinero, no puedes asumir que pertenece a un hombre rico", dijo Ursula Smist, quien devolvió una de las cinco carteras recuperadas en Londres. 

"Podría ser el último dinero que le queda a una madre para alimentar a su familia", agregó Smist, quien proviene de Polonia. Las otras siete carteras dejadas en Londres siguen perdidas.

Un conductor del tranvía de Zurich, cuyo jefe dirige la oficina de objetos perdidos de la ciudad, se quedó con una de las 102 carteras que sucumbieron a la vieja máxima de"quien se lo encuentra se lo queda".

En Varsovia se devolvieron cinco de doce carteras y las siete restantes quedaron en manos de mujeres. La revista concluyó que cuando se trata de determinar la honestidad, no se puede predecir el género ni la edad.

"Para el equipo de Reader's Digest, el descubrimiento más sorprendente es que la honestidad no es relativa", dijo Raimo Moysa, editor en jefe de Reader's Digest International Magazines.


"Para todas las personas que devolvieron las carteras, era la única forma de actuar en una situación como esa".

Cuando le preguntaron por qué había devuelto la cartera, una mujer de 30 años de Praga dijo: 'Es algo que haces naturalmente'.

Una mujer de 73 años de Río de Janeiro expresó el mismo sentir al decir simplemente: ''Porque no es mía", escribió Moysa en un correo electrónico.

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  La honestidad, del término latino honestĭtas, es la cualidad de honesto. Por lo tanto, la palabra hace referencia a aquel que es decente, decoroso, recatado,  pudoroso,  razonable,  justo,  probo,  recto u honrado. 

En otras palabras, la honestidad constituye una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con sinceridad y coherencia, respetando los valores de la justicia y la verdad.
La honestidad no puede basarse en los propios deseos de las personas. Actuar en forma honesta requiere de un apego a la verdad que va más allá de las intenciones. Un hombre no puede actuar de acuerdo a sus propios intereses, por ejemplo obviando información, y ser considerado honesto.
En concreto podemos determinar que la honestidad es un valor humano que significa que una persona que la tenga no sólo se respeta a sí misma sino también al resto de sus semejantes. Sin olvidar tampoco otras características fundamentales como serían la franqueza y, por supuesto, la verdad.
Todo ello da lugar a que se establezca que poseer dicha honestidad es algo imprescindible en la naturaleza del ser humano pues se convierte en pieza clave en todo tipo de relaciones. Así, es eje en la amistad, en el seno de la familia, en la relación amorosa y de igual manera en cualquier tipo de relación social.
Para que cualquiera de aquellas funcione debe existir en honestidad y no falsedad, injusticia o fingimiento. Y es que aquel valor que nos ocupa lo que hace es aportar a las mismas cariño, confianza, amor y sinceridad absoluta.
El filósofo chino Confucio (551 A.C.-479 A.C.) ha distinguido entre tres niveles de honestidad. En un nivel más superficial (denominado Li), incluye a las acciones que una persona realiza con el objetivo de cumplir sus propios deseos, tanto en el corto como en el largo plazo, pero demostrando sinceridad.

Un nivel más profundo es el Yi, donde el actuante no busca su propio interés sino el principio moral de la justicia, basándose en la reciprocidad.

Por último, el nivel más profundo de la honestidad es el Ren, que requiere de autocomprensión previa para comprender a los demás. Este nivel implica que un hombre debe tratar a quienes se encuentran en un nivel inferior de la escala social de la misma forma que le gustaría que los superiores lo traten a él.


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